Cuatro palabras por lo menos, nos proyectan de repente en el mítico mundo simbólico del drama de nuestra propia existencia, el que corresponde a la parte más oculta, la más enterrada en nuestro ser profundo, como si el dominio del corazón y del espíritu fuera una caverna. Así como nuestras entrañas a menudo expresan nuestra verdad primera, a veces también suelen ser el inicio de una verdad capaz de sublimarse tras las pruebas que la vida nos impone. Pues, a ello lleva el camino iniciático que la Masonería propone, camino inflexible que nos lleva desde la caverna a la realidad y de ahí hacia la Verdad.
Elegido de los Nueve:
La suerte lo ha decidido
Es obvio referirse a la leyenda del Grado 9 : Un desconocido se presenta un día ante el rey Salomón, para revelarle, en privado donde se esconde uno de los asesinos de Jirám. Salomón da parte de ello a los 90 Intendentes de Obras reunidos en el Capítulo. Todos se hacen voluntarios para seguirle, traer al traidor y someterlo a juicio.
Ante la multitud de voluntarios, Salomón decide echar a suerte 9 de entre ellos a quienes encargará de esa misión. La prueba es tan terrible que solo una instancia superior podría designar a los Elegidos: “La suerte lo ha decidido”.
El sorteo depende únicamente del “azar” o del plano de la Gran Obra?
Un místico dijo:“Dios conoce nuestro destino pero deja al hombre, su libre árbitro para cumplir con él”.
El numero 9 acarrea un significado simbólico: como último número de los diez primeros, el 9 anuncia a la vez una finalización y un reinicio, una muerte y un renacimiento. Recordemos la batería del grado: “Nueve golpes por ocho seguidos y uno separado significando a los nueve Elegidos de los que uno de ellos se destaca”del grupo.
Movido por un celo excesivo, Yojabén se adelanta y llega el primero a la caverna, vecina de Yafa, situada a orillas del mar, cerca de una zarza ardiente. A la luz de una lámpara que alumbra desde el interior divisa al traidor, Abirám, adormecido. Cogiendo un puñal que yace en el suelo se lo clava en la frente y luego en el corazón gritando “nekham” (venganza); antes de morir el asesino dice “nekha” (herida), entonces Yojabén le corta la cabeza. Al salir apaga su sed bebiendo de un manantial vecino.
Verdaderamente, Yojaben actúa de manera intempestiva como lo hicieron los tres “malos compañeros”, aunque de manera diferente, significando a un joven Maestro inexperimentado, que ciegamente confía en sí actuando sin medir las consecuencias de su acto. Por celo actúa como un asesino que se identifica al justiciero, como lo representa el brazo que figura en el mandil del grado.
Al matar Abirám, Yojabén acaba definitivamente con el “mal compañero” que duerme en su propia caverna. Ese acto es imprescindible para cumplir con el ciclo de perfección, deshaciéndose así de todas las fuerzas oscuras que, en él duermen.
Al llegar a su alcance, los otros hermanos le echan en cara su desobediencia pero le prometen interceder en su favor ante el rey Salomón.
Para recuperar fuerzas y purificarse todos beben de la fuente.
De regreso a Jerusalén Salomón se pone furioso al ver la cabeza del asesino, en manos de YOJABEN y ordena matarle pero, ante las súplicas de sus hermanos se muestra clemente con él, reconociendo que había actuado por en un “exceso de celo” debido a una pura intención vinculada con el Maestro JIRAN.
La Caverna.
La voz “caverna” nos procura resonancias múltiples, evocando en primer lugar
nuestra matricial origen, con todas las facetas y analogías que ello pueda generar. Nuestros antepasados también vivieron en cavernas, en la época de la dominación del fuego, para preservarlo, resguardando la dominación que él les procuraba.
En el “mito de la caverna”, Platón trata de la vida, de hombres encadenados desde que nacieron, en una tenebrosa caverna y con los ojos mirando hacia el fondo. Un fuego arde sin precisar adonde (similitud con la zarza ardiente), está separado de la caverna por un murete situado a lo largo de una ruta por donde pasa la gente cuya sombra se proyecta en el fondo de la caverna y, los hombres “encadenados” creen ver la realidad.
Nosotros somos aquellos prisioneros que confunden saber y conocimiento, ilusión y vida. A toda costa debemos romper esas cadenas y, con una conversión del alma, tratar, de progresar hacia la vida del espíritu, simbolizado aquí por el fuego, reproduciendo el arquetipo de la creación
En la caverna YOJABEN está verdaderamente viviendo, una ruda “prueba”: pues él ve la forma y la imagen del asesino de JIRAM en la persona de Abirám, pero las ve a frías con su “ Prima naturaleza ”y no con su espíritu. Es en ese sentido que, la localización de la caverna parece tan borrosa: vecina de Jafa, cerca de una zarza ardiente, iluminada por una lámpara interior. Eso demuestra hasta qué punto puede manifestarse el oscurantismo del “hombre animal” por no hacer ningún esfuerzo para ir más allá del mundo cerrado en él que uno está confinado.
Con el mismo movimiento que participa de la venganza del Maestro, YOJABEN – hijo de Dios – procede a una integración, una síntesis, abriendo el camino del corazón, conjuntamente al del espíritu y esta transmutación se está realizando en la caverna – crisol donde el mercurio (parte femenina) se sublima deshaciéndose de la parte material que lo contaminaba.
El desconocido que guía a los Elegidos representa la intuición, vía del conocimiento que debemos aprender a domar. Como Salomón es Sabio, él sabe que puede confiar en aquel desconocido, pero YOJABEN, elegido por la suerte, todavía no sabe apreciar plenamente los signos que el corazón percibe, siendo no obstante capaz de seguirlos como el olfato del perro…al viento
La noción de venganza
“Cómo fue Usted recibido Maestro Elegido de los Nueve ?”
Por venganza, desobediencia y clemencia”
De qué tipo de venganza se trata? La leyenda de JIRAM se aplica al grado de Maestro como un drama sagrado: el asesinato del Maestro que dirigía la construcción del Templo (hombre) – el Yo escondido en lo más profundo de sí mismo y, nos incumbe pues descubrir a ese Yo escondido e, ir en búsca de La Palabra perdida. Nuestro yo expresado – nuestro ego – no es más que una sustitución de esa palabra, perdida desde el origen.
Los ridículos prejuicios de la vida profana(Ignorancia), las estériles pasiones (Fanatismo), el desenfrenado cariño a la vida materialista (Ambición) son los verdaderos asesinos del Maestro o sea de nosotros mismos ya que nos sustituimos a él. Hay que descubrir a toda costa, a los tres malos compañeros que ocultan nuestro yo escondido, para castigarles como es debido.
Para tomar conciencia de los progresos que está realizando en su búsqueda de espiritualidad, el Hombre no debe apartarse del camino de la verdad. Para ello debe ayudarse, mediante un Amor total al otro es decir, entregándose totalmente a los demás a quienes debe amar como tales, con sus diferencias y sus características, defendiendo siempre la Justicia contra vientos y mareas. Pues la Justicia, que es una relación de equilibrio entre los hombres, ha de defender el derecho y castigar el crimen. El hombre en su búsqueda espiritual, debe eliminar todos los obstáculos que pudieran surgir y castigar a todo intento de traba, so pena de nunca poder terminar la construcción emprendida.
La ventaja de los Grados de Perfección en el REAA es el permitir dejar de lamentarse por una “causa perdida”, descubriendo en sí mismo a sus propios asesinos e imponiéndoles una sentencia que ellos mismos dictaran.
En realidad, la
noción de venganza que los grados de Elegidos suelen exhalar vienen en
proyección directa del grado de Maestro: El Maestro espiritual – JIRAM – fue
asesinado por la Ignorancia, el Fanatismo y la Ambición, los tres malos
compañeros a los que se hacen referencia en el Grado. El crimen exige borrar
para siempre toda huella para que el Espíritu del Maestro se vuelva a
encontrar, resucitado por la espiritualidad. JIRAM actuaba como intermediario
entre el cielo y la tierra, siendo a la vez el Nivel y la Plomada. Su súbito
desaparecimiento hace correr el riesgo de cortar de manera definitiva el
vínculo entre lo Sagrado (el Cielo) y lo no sagrado (la tierra), entre el
Espíritu y la Materia. La necesidad de encontrar a un Maestro de sustitución se
impone al iniciado, siempre y cuando siga buscando, la Palabra perdida – la Luz
y la Verdad
Una venganza reparadora solo se puede realizar con un castigo colectivo legal. Bajo el dominio de la pasión un ser aislado, como lo es YOJABEN, no puede sustituirse a la justicia de un sabio, ni crear sus propias leyes.
Resultaría inútil querer exterminar al monstruo ya que forma parte de nosotros y, como la hidra con sus cabezas renacientes, es imperecedero!
Desdichadamente los detractores de la Masonería suelen apoderarse de esa voz en su sentido negativo, como lo supieron hacer hace poco algunos que hasta fueron “premiados” por ello. Por ignorancia, se abstienen profundizar la faceta simbólica, agarrándose solo a las palabras, a las que suelen confundir con las “ideas”.
Daniel Pons nos dice con toda su experiencia analítica, y su amor verdadero:
“Los hombres deslumbrantes no son Luz pura, sino seres que supieron hacer de su negativo, una sombra en osmosis con la Luz”
Sería eso realizar la conversión de su sombra? Simbolizado aquí por el acto de cortar la cabeza – representación de la perversión mental – y, el rayo del puñal alquímico de puño de oro y hoja de plata, el que venga (Nekham), penetra (Nekha), disuelve, libera, une el yo al ser, operando la transmutación espiritual que a lo mejor un día nos llevará a la sublimación final.
A.M., “Gran Logia Confederada de Espana”, Madrid